CÓDIGO DE HONOR DEL CADETE ALFA
Acepto el hecho de que soy un cadete por voluntad propia. En todo reconozco a
Dios el Todopoderoso en el nombre de su hijo Jesucristo, daré a mi lábaro patrio
mi vida de ser necesario; mis superiores recibirán todo mi respeto y atención. A mis subordinados proporcionare lo mejor de mí hasta que me superen. Mis
maestros son los que me dan las armas para enfrentar el reto que es la vida,
honrare esas armas.
Lo único valioso de la vida, es la vida misma; por eso me esmerare en hacer de ella
algo digno de honra. No aceptare la palabra Rendirme en mi vocabulario, jamás
traicionare la confianza que mis padres y mi nación ponen inmerecidamente en mis
manos. Pondré todo mi empeño en hacerme acreedor a tan valiosa encomienda.
Fallar no es una opción; los errores me harán más grande, más fuerte y más
rápido. Mi mano estará tendida para levantar al compañero que desfallece, mi
ánfora dará de beber al cadete que la necesite, aunque la última gota sea para mí.
Aunque pasen los años, no olvidaré que los días de mi juventud, El Creador
dispuso los viviera en este Colegio. Por eso me sentiré orgulloso de haber formado
parte de una escuadra, de un pelotón, de una sección de este Colegio. Le contaré a
mis descendientes de lo alto de la torre de rapel, de cómo me cortaron mi cabello;
de como mi cuerpo se formó al pagar con lagartijas las faltas en la formación.
Tatuare en mi ser el lema del Colegio porque ha sido un credo en mi existencia;
pero ante todas las cosas…Agradeceré eternamente al Altísimo Dios, el darme la
gran bendición de ser un cadete del Colegio Militarizado Cristiano “ALFA”.